Mi primer beso

No pueda afirmar que eres mi primer amor
ni tampoco que serás el último.
Pero sí puedo, y con orgullo
afirmarte como mi primer beso.

¡Dios que beso!
y lo mejor, no fue en mis sueños;
desde el lóbulo de tu oreja y tus labios
hasta el cuello y tus senos...

Los nervios nos mataban.
Nuestros tactos nos idiotizaron
y cuando nuestros cerebros
perdían la conciencia...

...el poco sentido que nos quedaba,
lejano a nuestro desvarío,
por el resonar de una puerta cercana
nuestros cuerpos alejó.

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